Una
vez más, nos vamos a la provincia de Cuenca a disfrutar de sus magníficas
cavidades. Esta vez hemos elegido el famoso y exigente sumidero de Mata Asnos.
Sus bellos pozos lavados, el implacable meandro y sus múltiples pasamanos
atléticos nos pondrán a prueba durante toda la actividad. Su localización es
bastante sencilla siguiendo las indicaciones que el club Viana nos facilita
junto a su estupenda topografía. Una vez más quiero agradecer el magnífico y
constante trabajo que este club realiza en todos los aspectos del mundo
subterráneo. Sus topografías, continua renovación de instalaciones,
descripciones y accesos a cavidades, ayudan enormemente a los amantes de esta
gran afición que es la espeleología.
Aparcamos junto a la misma boca del
sumidero y empezamos a equiparnos. Como es Julio no entra agua a la cavidad, lo
primero que nos sorprende es ver como el gran barranco acaba súbitamente en la
boca del sumidero en un impresionante farallón de veinte metros de altura. En
el pulido resalte si hay algunos charcos con agua y muchos mosquitos.
Anclamos
en un químico la resbaladiza rampa y mientras vamos bajando, un compañero ya
está instalando el aéreo pasamanos de la entrada y la cabecera del primer pozo.
Empezamos el volado descenso a la bonita sala de entrada, la marmita intermedia
la encontramos casi sin agua, lo que nos facilita el paso. Desde el fondo de la
sala vamos pasando entre enormes troncos al inundado meandro. Viendo estos
grandes arboles empotrados contra las paredes, algunos a gran altura dentro del
meandro, uno se siente insignificante ante la furia desatada que la naturaleza
puede llegar a crear. Al mismo tiempo podemos comparar esa descomunal violencia
con la gran belleza que esta inmensa fuerza es capaz de crear y moldear en la
roca y que tanto nos fascina a los amantes del mundo subterráneo.
Seguimos la
progresión dejando atrás el paso de los troncos, sorteando marmitas y pasos
inundados en oposición. Vamos avanzando con algún chapuzón que por suerte no
pasa de la cintura y seguimos encontrando resbaladizos troncos a bastante
distancia de la entrada al meandro.
Pronto localizamos a la izquierda el paso
equipado en fijo que bajamos y nos lleva a la zona de pasamanos. A partir de
aquí el meandro se estrecha y vamos sorteando profundas marmitas de gran
belleza y muy entretenida y atlética progresión a base de aéreos pasamanos.
Llegamos a un P3 en fijo sobre una gran marmita donde dejamos agua para la
vuelta y continuamos haciendo contorsionismo sobre las siguientes pozas.
Este
tramo tiene buenos apoyos y agarres, pero están mojados y resbaladizos, no se
puede bajar la guardia en ningún momento. Encontramos la gran marmita final que
nos corta el paso por su anchura y profundidad, y que superamos por el largo
pasamanos que traemos. Este nos deja sobre la rampa donde entre bonitas
formaciones montamos la cabecera del P8, una vez abajo, inmediatamente seguimos
el descenso por un P5 en fijo que se llama del arco, por estar montado sobre un
arco de roca natural.
En su base y con abundante goteo evitamos las ultimas
marmitas y nos asomamos al precioso pozo final de veinte metros. Una gran
colada sobre la que discurre abundante agua y que nos acompañara buena parte
del descenso, es sin lugar a dudas el premio final después de la paliza que nos
ha dado el largo meandro.
Para bajar este bello pozo seguimos un pasamanos
hasta el final de la colada. En el techo montamos la cabecera que, seguida de
un desviador nos permitirá un descenso limpio acompañando al agua en su
estrepitosa caída al vacío. Una vez bajo decimos comer algo antes de visitar
las galerías inferiores. Lo hacemos rápido ya que pronto comenzamos a tener
bastante frio, y estando parados se acrecienta mucho esta sensación. Nos
decidimos por el cauce activo y pronto estamos siguiendo una amplia galería
sorteando grandes bloques procedentes del techo por causa de los derrumbes que
provocan las crecidas del sumidero.
El río ha desaparecido desde el principio
ya que es época estival y el aporte de agua es mínimo. Lo mismo que el lago de
la base del P20 que describe la topografía y que encontramos reducido a un
pequeño charco que pronto desaparece entre las rocas del fondo.
Pasamos el
sencillo meandro de la espuma y continua la gran galería en la que encontramos
incluso en el techo, piñas y abundantes restos vegetales procedentes del
exterior de un color blanco inmaculado. Suponemos que se trata de algún tipo de
hongo que recubre en su totalidad las piñas y ramitas, dándoles este curioso y
bonito color blanco. Oímos agua otra vez y encontramos un abundante aporte a la
derecha que forma unos bellos gours. Estamos en “las tinajas”, y aquí decidimos
volver ya que la galería sifona poco después de este precioso espectáculo y
todavía queremos ver la galería fósil. Sin duda, las tinajas son la guinda de
esta parte de la cavidad y un digno final de esta interesante caverna.
Otra vez
al pie del P20, nos adentramos por el liso suelo de arcilla colmatada un corto tramo,
pero decidimos volver y empezar ya el ascenso ya que todavía nos quedan unas
horas de esfuerzo hasta la salida. Empezamos a recorrer el meandro a la inversa
y pronto comprobamos que es igual de duro que antes, recibimos otra buena
paliza que nos deja los brazos a tono. Pero a partir del estribo decidimos
dejar los pasos en oposición y salir mojándonos atravesando las marmitas, ya
que en este tramo no son profundas y ganamos así bastante tiempo. Ahorrando
también bastante esfuerzo que agradeceremos en el ascenso del P23 seguido del
pasamanos de salida, que sin ser complicado se nota el gran esfuerzo físico al que
nos ha sometido el sumidero en las ultimas horas. Ya en el exterior comentamos
que Mata Asnos es merecidamente una verdadera joya de la espeleo en la
provincia de Cuenca. Nos ha parecido físicamente dura y exigente, a la vez que
una preciosa cavidad en todos los sentidos. Vuelvo a repetir el inmenso
agradecimiento al club VIANA por el impecable equipamiento en fijo de la
cavidad, ya que si no fuese por ellos estamos seguros que no habríamos podido terminar
la visita completa del sumidero.
PEDRO
HERRERO GARCIA.
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