Estamos en
vacaciones de pascua y algunos miembros del grupo decidimos aprovechar para
hacer una salida a un paraíso de la espeleo, Barx (Valencia).
Esta zona tiene
un gran potencial y en ella encontramos algunas de las cavidades mas profundas
de Valencia, la sima violetas (-172), Pilar (-235) Aldaia (-138) y la Pablo
Pujol (-220). Esta última es la elegida para la actividad del viernes santo.
Quedamos
el día anterior para preparar el material ya que en estas grandes verticales es
muy importante la organización y distribución de las cuerdas y el material
colectivo. Además, iremos muy cargados ya que somos cuatro y llevaremos dos
sacas cada uno.
Nos ponemos en marcha bien temprano y una vez en Barx nos
dirigimos hacia el Pla de la nevera, pasamos una granja de animales y
encontramos un cruce que tomamos a la derecha y monte arriba pasamos una gran
antena hasta encontrar el cruce a la izquierda que tras algunos kilómetros
vemos el cartel indicador de las simas y un pequeño aparcamiento muy cerca.
Recomiendo seguir la descripción del recorrido con las coordenadas GPS y la
topo que tienen publicada en la magnífica página del club VIANA. Siguiendo las
indicaciones encontramos la boca de la cavidad sin problemas después de unos
veinte minutos caminando.
Nada más llegar Luis Enrique se pone manos a la obra
y asegurado desde un espit se aproxima a la boca de unos tres metros por uno
rodeados por típico matorral y carrascas mediterráneo. Monta la cabecera
evitando la pared izquierda de tierra y alguna piedra suelta y tras algún
fraccionamiento descendemos los treinta metros del pozo ya con formaciones
parietales desde el principio. Estamos sobre una gran roca bastante inclinada
donde hay una cuerda fija de seguridad que seguimos hasta una ventana rodeada
de concreción y un poco estrecha, donde montamos la otra cuerda de ochenta mts.
Descendemos el pequeño pozo al principio un poco justo, pero rápidamente se
ensancha y se baja cómodamente. Tocamos tierra en un suelo desfondado y en el
primer pasamanos donde se pone a prueba la pericia del montador, ya que al
final queda bastante expuesto. Luis Enrique demuestra una vez más su
experiencia e iniciamos el descenso del P85 bastante rápido, el pozo es
estrecho y no se aprecia la gran vertical que vamos bajando. El descenso va
ganando amplitud y mientras fraccionamos ya nos damos cuenta de que estamos en
una gran cavidad.
Las grandes formaciones parietales nos acompañan casi toda la
bajada, aunque están bastante secas para las abundantes precipitaciones de esta
primavera, no dejan de impresionar por su tamaño. Llegamos a la repisa
intermedia a menos cien mts, donde se une la otra bajada alternativa que hay y
que desechamos al principio.
Aquí ponemos la otra cuerda de ochenta mts que
llevamos y pronto llegamos a unos bloques muy inclinados por los que seguimos
descendiendo hasta unas repisas entre los bloques donde nos reunimos los
cuatro. Es de los pocos sitos que lo permite, de poco más de un metro de
anchura, una altura impresionante y con grandes formaciones bajando por las
paredes, decidimos que comeremos allí una vez lleguemos al fondo de la sima. Aquí tenemos otro pasamanos aéreo donde toca llegar
en oposición de nuevo.
Esta vez es Juande quien instala perfectamente el paso,
la sima se estrecha de nuevo y vamos ganando profundidad lentamente. Sacamos la
ultima cuerda de la saca y tras un ultimo fraccionamiento llegamos a una salita
estrecha donde destrepamos los últimos mts de esta gran cavidad. Iniciamos el
ascenso tras las fotos de rigor y con ganas de comer en la estrecha repisa
donde pudimos reunirnos en la bajada. Va desmontando Javi Miñano hasta el
expuesto pasamanos justo donde vamos a comer.
Vamos adelantándole faena con el
hornillo mientras el suda la gota gorda y desmonta el pasamanos. Por fin
comemos todos juntos, aunque uno en cada bloque y acomodándonos precariamente
como podemos. Tras un buen descanso y repuestas las fuerzas, iniciamos la
subida y distribuyendo las cuerdas en los petates voy desmontando yo. Aquí me ocurrió
un percance, afortunadamente sin consecuencias ya que no tenía a nadie por
debajo de mí. Tras meter una cuerda completa a uno de los petates que llevo y soltarlo
colgado de un cabo de anclaje para seguir desmontando el fraccionamiento, cuál
fue mi sorpresa al verlo caer estrepitosamente hasta perderlo de vista al fondo
del pozo. Después del susto y muy cabreado, sigo ascendiendo hasta reunirnos
otra vez en la repisa a menos cien metros, donde después de evaluar la
situación, decidimos seguir el ascenso. Ya que volver a montar el pozo para
bajar a buscarla y sin saber si estaba en el fondo o atascada a mitad de pozo,
se nos irían varias horas. Sigo la faena y ya sin más incidentes, a las once de
la noche soy el ultimo en salir de esta magnifica y gran sima. Todavía nos
queda un paseo hasta el coche, vamos muy cargados y estamos cansados, pero muy contentos
de la actividad que hemos realizado. Yo voy con un regusto amargo por lo de la
saca perdida, y a Javi se le ocurre avisar al equipo de rescate de la zona y
contarles lo que ha pasado. Cual es nuestra sorpresa cuando en dos días
recibimos un mensaje diciéndonos que, a menos ciento setenta metros, saca
recuperada. Desde aquí nuestro inmenso agradecimiento del grupo de espeleología
de Monóvar y especialmente el mío. Salva Luque, jefe del grupo de rescate del
consorcio de bomberos de Alicante y el cabo Sergio Pérez, os debo una y de las
grandes.
Los grupos de rescate de los que solo nos acordamos cuando pasa algo
grave, entrenan continuamente y trabajan por nuestra seguridad y jugándose el
tipo en todas las intervenciones. Alguien dirá que es su trabajo, pero yo digo
que no. Es verdadera devoción al servicio, pertenecer al cuerpo de bomberos,
Guardia Civil, o fuerzas de seguridad ya es duro, pero estar en estos equipos
de rescate es lo más en el sacrificio personal. Cuando hay una llamada de
socorro van todos, aunque no estén de servicio, y esto lo he visto yo mismo en
el pirineo. Desde aquí quiero expresar mi agradecimiento a todos ellos por
velar continuamente por todos nosotros.
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